Hidrocefalia crónica del adulto

Hidrocefalia crónica del adulto

La hidrocefalia crónica del adulto es una condición médica que se caracteriza por la acumulación excesiva de líquido cefalorraquídeo en los ventrículos cerebrales, lo que provoca un aumento de la presión intracraneal. A diferencia de la hidrocefalia congénita o de la infancia, que se presenta en el período de desarrollo temprano, la hidrocefalia crónica del adulto se desarrolla en adultos debido a diferentes causas y presenta síntomas distintos.

Puede tener varias causas, una de ellas es la hidrocefalia congénita no diagnosticada o tratada adecuadamente en la infancia. También puede ser el resultado de una hemorragia cerebral, traumatismo craneal, infecciones del sistema nervioso central, tumores cerebrales o complicaciones derivadas de cirugías cerebrales previas. En algunos casos, la causa puede ser desconocida, lo que dificulta el diagnóstico y tratamiento preciso.


Los síntomas pueden variar dependiendo de la gravedad de la condición y la velocidad de acumulación del líquido cefalorraquídeo. Los más comunes incluyen dolor de cabeza crónico, náuseas, vómitos, dificultades en la marcha y el equilibrio, visión borrosa, cambios en la memoria, así como en la capacidad cognitiva, y cambios en la personalidad o el estado de ánimo. Estos síntomas pueden ser sutiles en las etapas iniciales, lo que puede llevar a cabo un diagnóstico tardío o erróneo.


El diagnóstico generalmente se realiza mediante una combinación de pruebas de imagen, como resonancia magnética y tomografía computarizada, para evaluar el tamaño de los ventrículos cerebrales y descartar otras posibles causas de los síntomas. Además, se podrían recomendar pruebas neuropsicológicas para evaluar la función cognitiva y detectar posibles cambios asociados con la hidrocefalia.


El tratamiento generalmente implica la colocación de una derivación ventriculoperitoneal. Esta es una cirugía en la cual se inserta un tubo en el ventrículo cerebral para drenar el exceso de líquido cefalorraquídeo hacia una cavidad en el abdomen, donde puede ser absorbido por el organismo. Este procedimiento ayuda a aliviar la presión intracraneal y a reducir los síntomas asociados.


En algunos casos, dependiendo de la causa subyacente, pueden considerarse otras opciones de tratamiento. Por ejemplo, si la hidrocefalia es secundaria a un tumor cerebral, puede ser necesario tratar o extirpar el tumor para aliviar los síntomas. En casos donde la presión intracraneal es normal pero el drenaje del líquido cefalorraquídeo está comprometido, se puede realizar una cirugía endoscópica para crear una vía de drenaje alternativa.


La hidrocefalia crónica del adulto es una condición crónica que requiere un manejo y seguimiento a largo plazo. Después de la cirugía, los pacientes necesitan revisiones regulares para evaluar el funcionamiento de la derivación y monitorear cualquier cambio en los síntomas. Además, se pueden recomendar terapias de rehabilitación, como fisioterapia y terapia ocupacional.